Análisis de Demonschool para PS5 – uVeJuegos.com


Desde su anuncio oficial hace años, Demonschool se convirtió en uno de los proyectos indie más esperados por los aficionados del RPG táctico. Tras varios retrasos, al fin tenemos aquí el título de Necrosoft Games y su editora, Ysbryd Games, recién estrenado este 19 de noviembre de 2025. La obra se alimenta de influencias que parten desde el horror italiano giallo hasta la crudeza visual del manga de Suehiro Maruo, pasando por referentes claros del JRPG como la saga Persona o Shin Megami Tensei. Todo ello da vida a una experiencia familiar y llamativa, que hemos visto en muchos grandes videojuegos de la industria. El juego llega traducido a varios idiomas, incluido el español, y está disponible en PC, Nintendo Switch, PlayStation 4 y 5, Xbox Series X/S y Steam Deck.

Compaginar vida universitaria con cazar demonios

La historia de Demonschool se centra en las desventuras y la vida cotidiana de Faye, la última descendiente de un antiguo clan cazador de demonios, y sus amigos igual de inadaptados y peculiares que ella: Namako, Destin y Knute. Desafortunadamente para ellos, aparte de sobrevivir a la vida universitaria, tendrán el deber extra de luchar con las numerosas hordas de demonios y entes del inframundo que invaden la isla Hemsk.

El juego se desarrolla durante un pequeño periodo académico de once semanas, donde en cada una de ellas tendremos que resolver un caso misterioso diferente, relacionado con el ocultismo y los eventos paranormales que ocurren en el lugar. Muchos de éstos estarán fuertemente inspirados en películas icónicas del cine de terror, como puede ser “The Ring”, y de la filmografía de suspense y horror italiana giallo como fuente principal de toque artístico.

¿Cuánto de simulador de vida escolar tiene?

Nosotros, controlando a Faye, tendremos la libertad de ir explorando tanto la academia como las propias calles de la isla. También tendremos a nuestra disposición un propio club de lo paranormal, que utilizaremos como base principal para nuestro elenco de personajes. Esta se podrá personalizar al gusto y no aporta mucho más que eso, pero al menos no se podrá decir que no tenemos estilo.

Siguiendo con el contenido disponible, en muchas ocasiones nos toparemos con alguna misión secundaria donde la mayoría de veces se completarán con un simple combate o se limitará a una pequeña charla entre nuestros personajes. A su vez, estarán disponibles ciertos minijuegos y eventos que nos ayudarán a subir el nivel de afecto con nuestros compañeros. Sin embargo, hay que aclarar que completar dicho contenido no hace avanzar el tiempo en el juego, siendo únicamente el completismo de las misiones principales lo que garantiza que este transcurra. Por tanto, en sí apenas habrá decisiones de gestión fuera de lo que es el sistema de combate, aunque si decidimos no completar una misión secundaria antes de continuar una principal, esta podría no estar disponible la siguiente vez que volvamos.

Cuando completamos un objetivo secundario las únicas recompensas disponibles serán ópalos, mejoras estéticas para el club o en el mejor de los casos técnicas de combate. Estas últimas serán las que podremos estudiar para equiparlas a nuestros personajes y son la única mejora disponible para nuestro equipo. Después de aprender la técnica, lo cual se dará de forma instantánea, los personajes utilizados necesitarán tiempo para volver a desbloquear una habilidad, así que se recomienda cautela y priorizar aquellas que otorguen más poder a nuestros amigos. Muchas de estas mejoras estarán disponibles para comprar en el mercado usando ópalos y se irán desbloqueando a medida que vayamos avanzando en el juego.

En general, la obra no posee un sistema de mazmorreo ni nada exageradamente complejo, sorprendentemente el juego es más lineal de lo que aparenta, ya que nuestra única prioridad es completar las misiones principales sin que se nos escape nada perdible. Lo cual no es nada complicado, debido a que el contenido extra del juego está muy esquematizado y detallado. De hecho podremos ver nuestros avances en la historia principal con nuestro calendario, donde se vera desde los diferentes personajes reclutados hasta los jefes que hemos derrotado.

Para subir el nivel de afinidad con nuestros personajes usaremos sobre todo el karaoke o la cocina de la universidad, con la finalidad de poder entablar una relación de amistad o sentimental llegado al final de su línea de misiones y que nos den nuevas técnicas. Luego tendremos la posibilidad de interactuar con algunos elementos del escenario de forma sistemática, como puede ser lanzar monedas a la fuente del pueblo, cuidar un santuario o simplemente pescar. En sí, el juego es mucho más directo y simplificado que un Persona, así que si buscáis un nivel de profundidad en lo que se refiere al componente de simulación social, quizás no quedareis del todo satisfechos.

¡No vas a parar de combatir!

El sistema de combate de Demonschool siempre comienza en un tablero cuadriculado, muy propio de los RPG tácticos por turnos, como “Final Fantasy Tactics” o “Tactics Ogre”. Sin embargo, en nuestro juego cada partida se estructura en una fase de planificación y otra de ejecución. En la fase de planificación es donde decidiremos posicionar a nuestros personajes y decidir nuestras tácticas de combate, mientras en la fase de ejecución se verá el resultado de nuestras decisiones y si efectivamente hemos hecho una buena jugada.

Cada personaje dispondrá de una clase propia y un elemento que les hará tanto vulnerables como resistentes a cierto tipo de ataques. Para que nuestros personajes puedan hacer su propio daño elemental a los enemigos, cosa que será de gran importancia si no queremos que limpien el suelo con nosotros, tendremos que posicionar a nuestros personajes estratégicamente alrededor del enemigo para que así se activen los valiosos combos elementales. El juego dispone de una tabla donde informa sobre las distintas combinaciones y debilidades a aprovechar, lo cual es bastante ventajoso.

Si hablamos sobre las diferentes clases del videojuego, tendríamos que mencionar las tres clases principales: Peleadores, Fasers y Modificadores. Los Peleadores son los especialistas en el ataque directo, capaces de barrer enemigos con fuerza y contundencia. Los Fasers, por su parte, pueden superar defensas enemigas y crear oportunidades para combos o posicionamientos ventajosos. Por último, los Modificadores se encargarán de curar y potenciar a sus aliados, además de generar estados negativos en los enemigos. A su vez, estas no van a ser las únicas variantes que dispondrá el juego, a medida que vayamos avanzando en la historia nos darán nuevos personajes con clases particulares y tipos de movimientos especiales, para que vayamos intercambiando y probando nuestras estrategias.

Cabe destacar que cada combate individual dispone de un sistema de puntuación que va desde la “A” hasta la “C”, siendo el primero el que más ópalos nos dará. Para ello sólo tendremos que cumplir las condiciones del combate, el cual siempre consistirá en eliminar un número determinado de enemigos antes de que finalice el límite de turnos establecido. Aún así, no todo dependerá siempre de combos y posicionamientos, también podemos alterar el entorno a nuestro favor, como tirar objetos del mapa, empujar a los enemigos fuera del tablero, bloquear zonas estratégicas, etc. En resumen, cada jugada puede llegar a ser única en cada partida. Demonschool se ha encargado de que tengamos muchas formas diferentes de atizar a monstruos, lo cual es adictivo hasta cierto punto.

Por el momento todo suena simple, ¿verdad? La verdadera complejidad aparece cuando comprendemos que los personajes no se desplazan de manera libre por el tablero, sus movimientos son limitados y concretos, consumiéndonos puntos por cada acción realizada. Por ello es importante que utilicemos los famosos “pasos laterales”, cuyo uso no nos consume dichos recursos y nos permite reposicionarnos más cómodamente. El juego reitera varias veces su importancia, así que sin duda podemos afirmar que es una mecánica importante si no queremos frustrarnos y también empezar a lanzar objetos en la vida real.

La batalla contra los jefes suelen ser extraordinariamente dinámicas y bien estructuradas, no se limitan únicamente a ser enemigos estéticos destinados a aguantar más daño que el resto, sino que cada uno ofrece una forma distinta de juego, donde nosotros como jugadores tendremos que analizar sus patrones y planificar una estrategia afín para lograr la victoria. A pesar de que no hay mucha variedad de enemigos en Demonschool, sí que podríamos llegar a afirmar que las batallas contra los jefes sí llegan a ser únicas, teniendo muchos de ellos una escena de introducción que mezcla 2D con 3D, dando un tono estético y artístico brutal.

Algunas de estas batallas llegan a ser algo frustrantes si queremos hacerlo perfecto, por ende, el propio título da la posibilidad de volver a empezar el combate si ve que no hemos alcanzado el rango máximo. Incluso nos da la oportunidad de saltarnos el combate si ve que perdemos en una batalla. Una alternativa que da accesibilidad a la obra y que evita que se nos atraganten algunas secciones del juego si no nos vemos capaces o directamente con ganas.

El apartado artístico es maravilloso

Los encargados de crear el apartado visual del juego han sido Brent Porter y Catherine Menabde, y es que es imposible no admirar el excelente trabajo que han realizado en la elaboración de modelado 3D y pixel art. Aunque, sin duda lo que más entra por los ojos es el diseño de los personajes. Cada uno de los personajes existentes en la obra tiene un diseño espectacular, destacando sobre todo el uso de los colores chillones y fluorescentes que le dan este toque ochentero pero a la vez “shin megami” que tanto nos atrae. Hemos llegado a calcular hasta 16 personajes jugables que cuentan con un diseño único, aparte de tener su propia personalidad. El estilo musical mezcla una composición electrónica con tintes clásicos, que cumple con dar atmosfera y en darle aún más estilo propio.

Ahora, si entramos cómo están escritos los personajes, tendríamos que entrar en detalle de cómo está concebido el juego. Y es que aunque Demonschool esté tan inspirado en obras con contenido grotesco, goza de un constante un sentido del humor muy absurdo, quitándole toda dramatismo o suspense y convirtiendo la mayoría de sus diálogos en una comedia la mayor parte del tiempo. Esta decisión, aparte de ser intencional, tiene el objetivo de hacer reír al espectador añadiendo humor negro y amarillo en las interacciones entre sus personajes. Algunos chistes son realmente tan malos que te dejan dudando de por qué lo sigues jugando, pero otros sí que llegan a hacerte sacar una sonrisa.

No todo es diversión y felicidad. La traducción al español del juego cuenta con unos pocos errores, además de estar únicamente en un español latino que puede llegar a considerarse no muy neutro para algunos jugadores. A su vez cuenta con varios bugs y glitches que nos han llegado incluso a cerrar el juego de golpe. En nuestro caso estábamos jugando su versión previa al lanzamiento, así que confiamos en que en un futuro se pueda llegar a corregir muchos de estos fallos.

Conclusión

Demonschool, lejos de apostar por sistemas complejos de progresión o una simulación social más profunda, centra casi toda su personalidad en ofrecer combates tácticos progresivos y repetitivos. Aunque su sistema por turnos tiene verdadero potencial y aporta ideas frescas, la decisión de limitar el crecimiento de los personajes únicamente a las técnicas termina restándole profundidad. La ausencia de equipamiento, objetos o algún sistema adicional de personalización deja la sensación de que el combate podría haber llegado mucho más lejos.

Es cierto que la obra intenta compensarlo aumentando el número de personajes disponibles, pero cuando la plantilla por fin se expande y el juego empieza a ofrecer más posibilidades, ya habrán pasado varias horas. Unido a una sobresaturación de combates, es fácil que la experiencia se vuelva monótona. Aún con sus problemas técnicos, Demonschool nos sigue pareciendo una propuesta divertida y visualmente fantástica. Su mezcla de humor absurdo, pixel art detallado y un sistema de combate bien construido le dan una personalidad única dentro del género, incluso si no llega a competir directamente con los grandes referentes. Y eso a fin de cuentas es lo que más valor le da al producto y de lo que Necrosoft Games posiblemente quería hacerse destacar.

En conjunto, es un buen videojuego ideal para quienes buscan una experiencia directa y entretenida, perfecta para desconectar un rato y dejarse llevar por su peculiar universo. Aquí es donde el jugador decide si le apetece ir a cazar demonios o no.





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