Análisis de Once Upon a Katamari para PS5 – uVeJuegos.com


Existen muchos géneros de videojuegos, pero de vez en cuando aparece un título que con su peculiar propuesta, se convierte en un género en sí mismo. La saga Katamari es un claro ejemplo de ello: un personaje absurdo que se encarga de llevar arriba y abajo una pequeña gran bola que adhiere todo lo que encuentra a su alrededor en coloridos escenarios. Recientemente hemos vivido un rebufo de la saga con el relanzamiento de clásicos remasterizados, y parece que han tenido el suficiente éxito para poder celebrar un nuevo título.

Once Upon a Katamari es la nueva y 100% original entrega de la conocida saga de Bandai Namco que nos invita a viajar por el tiempo de una manera original y satisfaciendo a los fans de este estilo de juego.

Las nociones de Takahashi

Para ubicarnos, seamos o no conocedores del universo Katamari, cuatro nociones básicas: el juego creado por Keita Takahashi nos propone ser un siervo de un rey pomposo y colorista que quiere que recojas un montón de cosas, así en general. Nos tocará andar por niveles de todo tipo con una pequeña pelota a la que adherimos todo lo que podemos. No será tan sencillo ya que la pelota empieza con un tamaño X y no será hasta que no enganches suficientes objetos que crecerá de tamaño, permitiéndote coger objetos nuevos y acceder a nuevas zonas.

Once Upon a Katamari coge la misma premisa y la lleva al máximo apogeo, sin ofrecer demasiadas novedades, pero es un género tan peculiar que no las necesita. De hecho, su principal mejora es la trama y la manera de organizar los niveles, mucho más lógica que en sus antecesores. Como podréis adivinar por el título, este Katamari está centrado en los viajes en el tiempo, de manera que tendremos ante nosotros casi una decena de mundos con temáticas tan adecuadas como la Edad de Piedra, la Edad de Hielo, la época de los piratas o la época romana.

En cada uno de los mundos encontraremos una serie de personajes que nos introducirán los niveles con las clásicas demandas, variadas como siempre. Tendremos que cumplir objetivos de tamaño en un tiempo límite, llegar a lo máximo posible en un tiempo marcado aunque lo verdaderamente divertido son los retos específicos que nos van a complicar mucho las cosas. Por ejemplo: en un nivel de un supermercado callejero deberemos subir el nivel de azúcar de nuestro Katamari sólo con productos dulces. Si añadimos algo salado o amargo, bajará el nivel. Y en la Roma antigua, una misión nos pedirá recoger a los filósofos clásicos (con citas incluídas). Una propuesta fresca y divertida que hace que cada nivel sea realmente diferente.

Los powerups son otra de las novedades de este título. Objetos de uso temporal como el imán, el temporizador o una maquinita que nos encuentra los coleccionables en el mapa nos ayudarán a avanzar más rápido pero también habrá que saber usarlos de forma estratégica y no gastarlo todo tan pronto lo veamos.

La Tierra es redonda

Cada mundo contiene una serie de niveles, capitaneados por el personaje que nos pide la misión en cuestión, pero a medida que avanzamos podremos realizar diferentes misiones en los mismos niveles, convirtiéndolos en niveles completamente diferentes, algo que apela a la rejugabilidad más absoluta. A nivel de coleccionables, Katamari sabe hacerlo como pocos. En cada nivel hay tres coronas que podemos conseguir de diferentes maneras, muchas veces las veremos al momento pero necesitamos crecer o llevar a cabo alguna misión para ganarnos el acceso a ella. Tampoco faltarán los primos, los personajes del universo Katamari con formas y colores de todo tipo. Estarán merodeando por los niveles, y su caza será al más puro estilo “Dónde está Wally”. Y, por supuesto, no nos olvidamos de los cientos y cientos de elementos que podremos recopilar en el propio juego.

Fuera de los niveles podremos personalizar a nuestro katamari con ropa, sombreros y complementos de todo tipo, hasta con gestos que compraremos con las coronas al Rey. Ponerle un sombrero de cowboy y un bikini o un bolso a nuestro personaje será una experiencia que cualquier estilista mataría por probar. Y muchas de las personalizaciones las podremos hacer tanto en el menú como en la nave, el epicentro del juego, desde donde viajamos a los diferentes mundos y consultamos todos los datos de nuestra partida.

La novedad online

Una de las grandes novedades es el modo online que nos permite crear la katamaribol. El funcionamiento es, a priori, sencillo: competimos contra otras personas, ya sean la CPU u otros jugadores reales, por conseguir hacer la bola más grande, llevar los objetos a un ovni y sobre todo, evitar que nos arrollen los enemigos con sus bolas. Al final veremos un podium al más puro estilo Mario Party donde se premiará al que haya creado la mayor y mejor katamaribol. No es un modo excepcionalmente divertido, y se aleja un poco de lo que es Katamari, pero imaginamos que es un peaje que hay que pasar para contentar a los jugadores de hoy en día.

No podemos quedarnos sin celebrar la increíble música de Once Upon a Katamari. Una saga que lleva ya años referenciándose a sí misma, pero que mantiene en el sonido y la producción lo absurdo y divertido de su propuesta visual y jugable. No en vano, la melodía del tema principal es de las cosas más pegadizas que hemos escuchado en la historia de los videojuegos.

CONCLUSIONES

Once Upon a Katamari es una vuelta de tuerca al género inventado por su propia saga. Un nuevo capítulo lleno de posibilidades, con nuevos niveles, una narrativa con lógica (las diferentes etapas históricas), y misiones absurdas que nos harán repetir una y otra vez los niveles al ritmo de la endiablada música que tanto les caracteriza.

Hay algo que hace que Katamari nos enganche en cada capítulo de su saga y no nos parezca anticuado o repetitivo. El humor absurdo, una vez entra, se queda y no hay quién lo aparte. No gustará a todo el mundo, pero a los que gusta siempre lo hará. Y eso sucede con Once Upon a Katamari. No se obsesiona en contentar a las nuevas generaciones de jugadores que buscan nuevas experiencias, aunque sí les hace un guiño con el modo competitivo, pero el poder de Katamari está en sus niveles, sus misiones y la felicidad que te aporta coger tu pelota y rodarla hasta el infinito agarrando todo lo que te encuentres por el camino.

Versión analizada en PlayStation 5. Código proporcionado por Bandai Namco.





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