Análisis de Baby Steps para PS5 – uVeJuegos.com


He de reconocer que la primera vez que vi un tráiler de Baby Steps quedé anonadado. Lo cierto es que no entendía la razón del desarrollo de un videojuego que, más que otra cosa, me parecía un simulador de borrachera puro y duro. ¿Sabéis cuando vuestro cuerpo ha ingerido una cantidad desmesurada de alcohol, y vuestras piernas no os responden? ¡Pues no deberíais saberlo! En el supuesto caso de que os hubierais encontrado en esa situación alguna vez, seguro que recordareis (aunque lo más seguro es que no) que os costaba poner un pie delante de otro, acababais en el suelo al más mínimo soplo de brisa y no parabais de llorar. ¿Qué? ¿Soy el único que lo recuerda así?

En cualquier caso, la primera impresión al ver el tráiler de Baby Steps fue pensar en una situación como la que os he relatado. Quien me iba a decir a mí, que aquel juego tenía un trasfondo antropofilosófico en donde temas como la inmadurez, la autoestima, la gestión del ego, la perseverancia o el afán de superación eran tratados de una forma tan sutil. Todo ello envuelto en una capa de sátira humorística en forma de videojuego en donde manejamos a un individuo al que habríamos matado a los cinco minutos de empezar el juego.

La curiosa personalidad de Nate, sus problemas emocionales y mentales. ¡Todo un personaje!

En Baby Steps nos ponemos a los controles de Nate, un desecho social de 35 años de los que no tienen ni oficio ni beneficio. Un adulto que carece de cualquier motivación ni aspiración, con una falta de madurez absolutamente desesperante. Mientras Nate “trabaja” con ahínco en terminar su enésima bolsa de Ganchitos, es abducido por su televisor. Aparece en un camino boscoso, carente de la habilidad que adquirió un tiempo después de nacer: ha olvidado como se camina. Nuestro trabajo consistirá en ayudar a Nate, ataviado con un “sugerente” pijama de algodón de una pieza, a andar y a avanzar. Así como ayudábamos a nuestros compañeros de farra a llegar a casa de una forma medianamente digna (última metáfora relacionada con la ingesta de bebidas espirituosas, lo prometo).

Ya de entrada, nos damos cuenta de lo difícil que va a ser hacer que Nate ande. No por la particularidad del personaje, sino porque la mecánica diseñada para ello es altamente complicada a la vez que hilarante. Con cada uno de los gatillos de nuestro controlador, vamos a manejar cada una de las piernas de Nate, y con el Stick vamos a controlar su centro de gravedad. Así pues, deberemos tener una coordinación casi milimétrica para hacer que nuestro querido Nate avance. El videojuego se torna casi rítmico, debiendo realizar el mismo patrón de movimientos coordinado para que Nate avance con seguridad.

La verdad es que es más fácil explicarlo que hacerlo, puesto que en los primeros compases del juego va a ser ardua tarea mantenerlo de pie. Si añadimos a la ecuación el hecho de que para empezar debemos subir una montaña, no nos ayuda en nada a empatizar con el personaje. Un personaje que nos resultará divertido cuando caiga (la verdad es que lo hace de cierta forma graciosa y penosa al mismo tiempo), pero que a medida que avance el tiempo empezaremos a verlo con otros ojos. Aunque no olvidéis un factor importante, si Nate no avanza no es culpa de Nate, sino de vosotros y vuestra torpeza a los mandos. Que lo sepáis.

Baby Steps esconde una intención oculta. Un mensaje esperanzador opacado, quizás demasiado, por dosis de humor absurdo

Como os decía, Baby Steps siempre juega con ese factor ilusorio. Cuando simplemente te parece un videojuego sencillo de humor absurdo, de golpe te estalla la cabeza y ves el trasfondo de todo esto, como aquel que pela una cebolla.

Es del todo revelador cuando te das cuenta de que cuando el videojuego te hace subir una montaña, pasito a pasito, de forma tosca, atropellada y sobre todo torpe, no es por casualidad. Ahí te están diciendo que no te rindas ante las adversidades, que después de caer te levantes, y que lo intentes de nuevo. Que no te rindas nunca y que siempre intentes superarte en todo momento. Todo esto está muy bien filosóficamente, pero lo cierto es que es un engorro cuando después de avanzar y subir bastante trecho montaña arriba, Nate (quiero decir, nosotros) se tropieza con una roca y cae por una ladera hacia abajo hasta el pie de la montaña. Realmente te llegas a plantear si merece la pena volver a intentarlo.

Nate se mueve por un mundo abierto absolutamente abrumador, y eso algo que le juega totalmente en contra según nuestro criterio. Este hecho puede llegar a dar una sensación de completa libertad a cierto tipo de jugadores, y sería del todo acertada. Para la mayoría, para aquellos que busquen simplemente avanzar hacia adelante, sin rodeos, puede llegar a darles una sensación inequívoca de desorientación, ya que es difícil saber si vamos, o no, por el camino correcto. Y con lo que cuesta que Nate dé dos pasos seguidos (que nosotros demos dos pasos seguidos, mejor dicho), es ciertamente descorazonador equivocarse de dirección y deber retroceder.

Su apartado técnico cumple unos mínimos más que correctos. No es, ni de lejos, su prioridad

Centrémonos en apartados puramente técnicos. Gráficamente se percibe correcto. No estamos ni de lejos en el adalid del grafismo de videojuegos, pero estamos de acuerdo en que una premisa tan sencilla como la de Baby Steps requería de un apartado técnico sencillo y práctico, y el motor Unity les ha ido de perlas para ello.

En cuanto al apartado sonoro, el sonido de pajaritos y de naturaleza se entremezclará con las quejas, llantos y exabruptos proferidos por nuestro encantador Nate. Un Nate al que, como curiosidad, veremos cómo se le va ensuciando su práctico pijama gris según por donde haya caído o se haya revolcado. Un buen detalle gráfico a tener en cuenta, sin lugar a duda.

Conclusiones

Baby Steps es un videojuego curioso y original, de eso no hay duda. Es cierto que, pasito tras pasito, y cinemática tras cinemática, percibes que el objetivo del juego no es que te rías a carcajadas del bueno de Nate, sino que tal vez puedas llegar a empatizar con él. Pero también es cierto que el camino para lograr ese fin es muy pesado y desquiciante.

El videojuego pone sobre la mesa temas como la inmadurez, la perseverancia, el orgullo que tiene aquel que no pide nunca ayuda (aunque la necesite urgentemente), el afán de superación o hasta temas relacionados con la salud mental. Eso estaría muy bien si el videojuego estuviera enfocado a un público maduro que entendiera la propuesta y viera en Baby Steps algo más allá de ser un videojuego donde nuestro protagonista, un perdedor y desecho social, se cae de mil y una formas graciosas. Lamentablemente, creo que van a ser más aquellos que se acerquen a este título por buscar un videojuego de humor absurdo, que los que vayan a hacerlo por tratarse de una propuesta social y filosófica. Porque es bien cierto que cuando te has caído ya cien mil veces, y te preguntas si vale la pena seguir adelante, muy pocos van a ver ahí un mensaje y una reflexión importante. Y lo es, y mucho. Ojalá me equivoque.

Baby Steps está disponible desde el día 23 de septiembre para PC y PlayStation 5.

Jugado en PlayStation 5. Copia digital proporcionada por Devolver Digital





Source link